viernes, marzo 14, 2008
Tijuanense
por Rubén Vizcaíno Valencia,
desde el más allá
Campbell parece que ya dijo todo lo que tenía que decir y se ha limitado a reeditarse, a corregirse, a dejar una historia más. Lo que él ha hecho le costó mucho y es muy difícil que alguien lo supere. Lo que hizo tardó mucho en sonar porque él se formó afuera; y es que aquí (en Tj) no había ni quién lo leyera, ni quién lo admirara, ni a quién le interesara. Un amigo mío, de Mexicali, hombre muy angustiado, escribió hace años un texto en el que agarra a Campbell y le puso una...
Yo a Campbell le tengo una estimación muy especial; lo conocí cuando era muy joven.
Me acuerdo que estábamos en un café un amigo y yo, platicando, y llegó Campbell y nos dijo que se iba a suicidar. Tenia él como unos 17 o 18 años de edad. Estuvimos allí, platicando con él, largamente, hasta muy tarde. Nos pareció que el muchacho estaba pasando por un momento de una gran angustia. Supimos que después se fue a Sonora. Luego lo volví a ver, muy de tarde en tarde. Era Campbell la única persona, en todo Baja California, con la que tú podías estar seguro de que estabas hablando con un escritor, con un poeta, con un intelectual, con un artista. Alguien que era único; no había dos. Campbell convivió con jóvenes que después fueron abogados, médicos, etcétera, pero el estudio literatura. El tenía una cámara con la que había sacado fotos de los centros nocturnos de Tijuana (él nació en un búngalo del casino de Agua Caliente, cuando éste ya se había transformado en escuela). Se sentía un hombre vinculado totalmente al casino, a la ciudad, al estado. Desde niño, él era un hombre miedoso, acobardado, sentimental, lleno de conflictos. Pero, al mismo tiempo, escribía; era gran lector, un estudioso y manejaba bien el lenguaje. Y de las fotos que sacó de los centros nocturnos escribió una novela. Y el argumento de esa obra es muy simpático; se trata de un norteamericano que trae a su novia a Tijuana a abortar, pero cuando van de regreso, en la linea divisoria, ella ya está muerta. Con Campbell nace la literatura actual en Baja California. Por primera vez alguien escribe una novela en Baja California, sobre Baja California y es nativo de Baja California. Escribir una novela en cualquier pueblo de Sonora no tiene chiste porque Sonora tiene mucha historia (y por cierto, no muy rica en literatura).
Después de eso siguió escribiendo, luego fue a Italia (se fue de raite y la recorrió a pie); regresó y cursó periodismo y tuvo como maestro a un gringo que era un gran maestro de la entrevista. Cuando Campbell aprendió a hacer las entrevistas se fue a España y se puso a entrevistar a todos los poetas y novelistas que encontró allí. Su libro sobre periodismo es un libro de texto en la escuela de periodismo en la UNAM. Como quiera que sea, decía yo, este es un muchacho que vale mucho y hay que cuidarlo, hay que protegerlo. Primero, porque sirve como modelo y, segundo, porque es un fenómeno de la literatura bajacaliforniana.
desde el más allá
Campbell parece que ya dijo todo lo que tenía que decir y se ha limitado a reeditarse, a corregirse, a dejar una historia más. Lo que él ha hecho le costó mucho y es muy difícil que alguien lo supere. Lo que hizo tardó mucho en sonar porque él se formó afuera; y es que aquí (en Tj) no había ni quién lo leyera, ni quién lo admirara, ni a quién le interesara. Un amigo mío, de Mexicali, hombre muy angustiado, escribió hace años un texto en el que agarra a Campbell y le puso una...
Yo a Campbell le tengo una estimación muy especial; lo conocí cuando era muy joven.
Me acuerdo que estábamos en un café un amigo y yo, platicando, y llegó Campbell y nos dijo que se iba a suicidar. Tenia él como unos 17 o 18 años de edad. Estuvimos allí, platicando con él, largamente, hasta muy tarde. Nos pareció que el muchacho estaba pasando por un momento de una gran angustia. Supimos que después se fue a Sonora. Luego lo volví a ver, muy de tarde en tarde. Era Campbell la única persona, en todo Baja California, con la que tú podías estar seguro de que estabas hablando con un escritor, con un poeta, con un intelectual, con un artista. Alguien que era único; no había dos. Campbell convivió con jóvenes que después fueron abogados, médicos, etcétera, pero el estudio literatura. El tenía una cámara con la que había sacado fotos de los centros nocturnos de Tijuana (él nació en un búngalo del casino de Agua Caliente, cuando éste ya se había transformado en escuela). Se sentía un hombre vinculado totalmente al casino, a la ciudad, al estado. Desde niño, él era un hombre miedoso, acobardado, sentimental, lleno de conflictos. Pero, al mismo tiempo, escribía; era gran lector, un estudioso y manejaba bien el lenguaje. Y de las fotos que sacó de los centros nocturnos escribió una novela. Y el argumento de esa obra es muy simpático; se trata de un norteamericano que trae a su novia a Tijuana a abortar, pero cuando van de regreso, en la linea divisoria, ella ya está muerta. Con Campbell nace la literatura actual en Baja California. Por primera vez alguien escribe una novela en Baja California, sobre Baja California y es nativo de Baja California. Escribir una novela en cualquier pueblo de Sonora no tiene chiste porque Sonora tiene mucha historia (y por cierto, no muy rica en literatura).
Después de eso siguió escribiendo, luego fue a Italia (se fue de raite y la recorrió a pie); regresó y cursó periodismo y tuvo como maestro a un gringo que era un gran maestro de la entrevista. Cuando Campbell aprendió a hacer las entrevistas se fue a España y se puso a entrevistar a todos los poetas y novelistas que encontró allí. Su libro sobre periodismo es un libro de texto en la escuela de periodismo en la UNAM. Como quiera que sea, decía yo, este es un muchacho que vale mucho y hay que cuidarlo, hay que protegerlo. Primero, porque sirve como modelo y, segundo, porque es un fenómeno de la literatura bajacaliforniana.